Cuando te lanzas a la aventura de lo imposible, a veces te sorprendes de la sencillez de las cosas.
Tan solo hay que dar un primer paso, que es el más difícil.
Navega con rumbo fijo y prepárate a cambiar el camino si te apetece.
Despliega la vela de lo imposible y que tu vela sea el medio no tu fin.
Utiliza tu sueño como anclaje y llegarás a él más fácil.
Nadie dijo que fuera un mar de calma, pero nadie te asegura que sea de tempestades.
Y si consigues llegar, ¿no mereció la pena disfrutar del viaje?
Despliega la vela de lo posible y hazlo realidad.
Despliega la vela y navega, porque es posible.